Este es el aspecto que presentan dos de las calles más comerciales de Calahorra: la calle Bebricio, y la calle General Gallarza, ambas en el tramo más cercano al Ayuntamiento.
Las imágenes se han tomado en torno a las 12 del mediodía, un momento en el que ciudad, siendo viernes, se encuentra en plena actividad. Pero hoy Calahorra ha amanecido triste y presenta una imagen que podríamos definir como desangelada, aún más después de la noche de vendaval que hemos sufrido.
La calle no está desierta por completo, porque se ve cierto flujo de personas que acuden a los establecimientos designados como esenciales por las autoridades riojanas (farmacias, panaderías, alimentación…) pero la imagen es desoladora y recuerda bastante al confinamiento del pasado mes de marzo. Y es que aunque no sea total como en marzo, de facto, La Rioja está viviendo un nuevo confinamiento.
También como por aquellos meses, se aprecia más movimiento en los supermercados y vemos entre los pasillos a personas que ayer estaban trabajando en sus comercios.
Muchos comerciantes han colocado un cartel en el escaparate con su número de teléfono porque aunque no puedan abrir la tienda, sí pueden servir encargos. Cada uno lucha como puede, y en el caso del pequeño comercio esta es la única forma de sobrevivir: que los clientes de Calahorra sigan comprando aunque sea por teléfono.
