Malena Delgado, del CEO Villa de Autol, gana el premio provincial del concurso nacional ‘Carta a un militar español’

Malena Delgado Carta a un Militar Español
Malena Delgado, autora de la carta ganadora

Malena Delgado Ezquerro, alumna de 4º de la ESO del CEO Villa de Autol, ha ganado la fase regional del concurso nacional ‘Carta a un militar español’. El galardón le ha sido recientemente entregado por el consejero de Educación, Cultura, Deporte y Juventud, Pedro Uruñuela.

En un acto dirigido por el delegado de Defensa, coronel Pedro Fernández López de Baró, como representante de la organización, el consejero destacó el mensaje positivo de la misiva, que reflexiona sobre cómo en la pandemia “mires donde mires, siempre hay gente buena dispuesta a ayudar”; y felicitó a la ganadora, que competirá ahora en la fase nacional de la octava edición de este concurso organizado por el Ministerio de Defensa y las FAS.

Este certamen de carácter nacional cumple su octava edición y en esta ocasión ha girado en torno a la temática de la Operación Balmis, el gran dispositivo con el que las Fuerzas Armadas (FAS), junto al Gobierno de la nación, afrontaron la pandemia del coronavirus desde sus orígenes.

En su desarrollo, el concurso propone a escolares de todo el país la redacción de misivas a militares anónimos en los que hablarles de su labor de servicio y protección de la población, bien de forma general o bien en lo particular en este caso con la pandemia y la reacción a través de la Operación Balmis.  el coronel Fernández López de Baró ha explicado el papel de las Fuerzas Armadas en la sociedad contemporánea y sus diferentes formas de servicio, así como el sentido del concurso y su enfoque en esta octava edición a la pandemia y la reacción desde las FAS con un dispositivo global que dirigió la intervención en muy diferentes ámbitos.

Malena Delgado

LA CARTA DE MALENA

Malena Delgado Ezquerro, 4º Académico, CEO “Villa de Autol”

IMPRESCINDIBLES ANÓNIMOS

Estimad@ Militar:

Hace unas semanas, nuestra profesora de Historia-Filosofía nos propuso un reto: elaborar una carta para poder participar en este Certamen y, como te imaginarás si logras rememorar tu “etapa adolescente”, encajamos dicha propuesta con algo de… ¿rechazo, incredulidad, estupor…? que, todo sea dicho de paso, no escondía sino inseguridad y algo de vagancia; no obstante, como Militar que eres sabrás que no hay nada que una buena arenga no solucione así que, vencida la conmoción inicial, dicha propuesta terminó resultado una experiencia muy ilusionante y emotiva… y es que pensar que alguna de nuestras ocurrencias (y puedo prometerte que tenemos unas cuantas al día) podría reconfortar a alguien, terminó por resultar la mayor de las motivaciones, pero… ¡vayamos al asunto que nos ocupa: M-I C-A-R-T-A!

Escribir una carta en la “era digital” es todo un desafío, máxime cuando uno tiene quince años y la última carta se la escribió a los Reyes Magos. Sí, definitivamente, es difícil…

¿Sabes?, he reflexionado bastante acerca de lo que significa esta palabra… Lo realmente difícil es jugarse la vida y ponerse en peligro para salvar al resto, como es tu caso en el que tu trabajo lleva implícito arriesgar tu existencia, tu integridad y, por extensión, el bienestar de los que te quieren. Seguramente, buena parte de nosotros, hasta el momento, hayamos creído que el trabajo de un Militar se reduce únicamente a la guerra. Pensamos en batallas, armas de fuego y en trajes de camuflaje, pero de repente, el traje de camuflaje se ha convertido en una suerte de envoltorio que te sitúa a medio camino entre un astronauta y un muñeco Michelin. El armamento es una metáfora y el enemigo, invisible. Y ahí te ves, luchando a ciegas en una batalla encarnizada en la que conviven el enemigo asesino e invisible con los enfermos hospitalizados, los ancianos en las residencias, los colapsos en las urgencias y tu familia en tensa espera, esperando que una vez más, ganes esta batalla y vuelvas con ellos.

No esperaba yo vivir una guerra. No esperaba vivir esta guerra. No contaba con dejar de ser libre, sentir miedo… de forma tan inesperada. No, no lo esperaba.

En medio de todo, desde un balcón en el encierro, a veces veía un camión ocupado por vosotros y sentía alivio. Me sentía segura. Y si yo que estaba en mi casa me sentía segura, ni me imagino cómo se sentiría la gente de las residencias y los hospitales al veros aparecer. In duda, dicha escena suponía mucha, mucha luz en mitad del caos.

Llevo toda la vida escuchando la palabra héroe y hasta ahora, tenía un concepto muy equivocado. Tú eres un héroe. Cada día tengo más claro que no hace falta llevar capa, sino ser capaz de no rendirse contra las adversidades, tal y como vosotros hacéis.

Pues bien, no hay ni habrá suficientes palabras para agradecer esto. Tampoco para cuando, en otras misiones (igualmente importantes, pero más desconocidas), os jugáis la vida también.

Cuando esto pase y nosotros volvamos a la vida “normal”, vosotros seguiréis con otras guerras, con otras armas, con otros enemigos…

Una de las cosas buenas que me he llevado de esta pandemia es que, mire donde mire, siempre hay gente buena dispuesta a ayudar.

Mucha fuerza para seguir adelante en esta lucha. Qué alivio saber que seguís ahí. Gracias, gracias y gracias.