
Desde que el Servicio Riojano de Salud anunciara la supresión de las Urgencias los festivos y fines de semana en los Centros de Atención Primaria, se vienen sucediendo las críticas a las modificaciones realizadas en este servicio. Las últimas proceden del sindicato de funcionarios CSIF y del colectivo Marea Blanca que en un comunicado viene a acusar a las autoridades sanitarias riojanas de disfrazar de «mejoras» lo que en realidad son «recortes».
Para Marea Blanca, «el gobierno se empeña en acometer reformas sanitarias en la más absoluta soledad». Así lo afirma explicando el sentido de estas palabras: «Los cambios realizados recientemente en Atención Primaria no han sido consultados con las organizaciones profesionales, sociales, ciudadanas, científicas o con el propio Parlamento. Además no duda en denominar como mejoras lo que en realidad son recortes».
En el mismo escrito insisten en que «los cambios realizados en los puntos de atención continuada son en realidad puros recortes en los derechos de la ciudadanía, hechos además sin contar con los profesionales sanitarios».
Para el colectivo, la operación tiene como objetivo «tratar de encubrir la falta de médicos y enfermeros». Añade que –ahora que tanto se habla de la España vaciada– «cambiar la asistencia sanitaria por traslados en ambulancia al hospital más cercano no parece la mejor forma de fijar población en La Rioja rural».
Para Marea Blanca, el caso más «sangrante» se produce en Logroño, dado que asiste a la mitad de la población de La Rioja y «donde se está pendiente de una resolución del Defensor del Pueblo de España por los cierres los fines de semana de las urgencias del CARPA».
En este sentido, el plan anunciado «suprime de un plumazo las urgencias nocturnas en el CARPA, perjudicando también a la atención domiciliaria al provocar una sobrecarga asistencial imposible de atender». En similares circunstancias se han dejado los servicios en Calahorra, «lo que va a suponer, como en Logroño, la saturación de las Urgencias de ambos hospitales». Esta afirmación coincide con la expresada por el comité de empresa de FHC cuyas críticas al sistema ofrecimos recientemente en LA BRÚJULA.
Al colectivo en pro de la sanidad pública «de calidad y para todos» le parece «muy preocupante» que el gobierno afirme que estos cambios son el preludio del Plan Estratégico de la Atención Primaria, «cuando no se ha tenido en cuenta la opinión de las organizaciones profesionales, sociales y científicas».

Para finalizar los componentes de Marea Blanca dicen ser «conscientes de las dificultades que entraña resolver en dos años problemas enquistados durante tanto tiempo: falta clara de financiación, gestión inadecuada, menoscabo de profesionales y nula participación social», pero entienden que ha de cambiarse esta tendencia y precisamente por eso les resulta «más incomprensible la actitud del gobierno que día a día comete errores similares alejándose de las aportaciones sugeridas por las y los trabajadores sanitarios y sus organizaciones, o sociedades científicas y colectivos sociales».