Que en el parque del Cidacos hay muchos árboles en mal estado no es algo que pase desapercibido a cualquiera que sea mínimamente observador; pero que esto acarrea peligro para las personas sí parece que se pasa por alto.
La creencia generalizada de que las especies vegetales se cuidan solas responde a menudo a una moda que busca la foto fija de una naturaleza sin intervención humana de ninguna clase. La realidad es que la falta de poda, dimensionado y mantenimiento de los árboles da como resultado un progresivo deterioro que, en efecto, es un proceso natural pero que tiene sus consecuencias.
Son ya más de cinco veces en los últimos años los que se han producido caídas de grandes ramas o troncos en el parque del Cidacos y en otras partes de la ciudad por efecto del viento, los insectos que carcomen la madera, las aves que los taladran para hacer sus nidos o sencillamente por el peso descentrado que termina por desgajarlos. El último desprendimiento de un tronco se ha producido recientemente y un lector llama la atención sobre el peligro de que una de estas ramas o troncos golpee al caer a alguna persona. Es algo a lo que habría que prestar atención sobre todo teniendo en cuenta el uso intensivo que se va a dar al parque del Cidacos en el próximo Día de la Rioja (el 9 de junio) y el festival de música joven Holika, en el que la densidad de personas que va a frecuentar este espacio va a ser muy alta.
