Los incendios en el parque del Cidacos o a las orillas de este río son ya una «tradición» cada año y llegan de mayo a agosto. Hubo uno el 6 de mayo en la zona del Santuario del Carmen (que no fue el primero) y ayer, domingo, se registró otro que comenzó a las 6:30 de la tarde y se extinguió espontáneamente unos 15 minutos después, si bien los bomberos acudieron a remojar la zona y acabar con los rescoldos para que las llamas no se reavivasen.
De nuevo pudo ser una imprudencia o una «chiquillada» lo que originó que prendiera la semilla de chopo y el fuego, impulsado por el viento, afectara a unos 2.000 metros cuadrados –en 250 metros lineales– de vegetación de ribera aguas abajo del parque de calistenia, principalmente pequeños chopos y cañaverales y vegetación seca.
Estos incendios no están libres de peligro en un parque frecuentado por niños, sobre todo si tenemos en cuenta la rapidez con que las llamas avanzan en terreno cubierto por la pelusa del chopo. Esta vez no se produjeron daños personales pero a la naturaleza estos incendios no le salen gratis pues se pierden los pollos o huevos de pequeños pájaros que en esta época anidan en esta franja de terreno.
