Dice llamarse César Sánchez, tiene 32 años y alguna vez fue madrileño aunque seguramente ahora el lugar al que está más fuertemente vinculado no se encuentra en este mundo.
Cuando se le conoce, no se puede negar que es un tipo singular: en una sociedad que acepta con naturalidad comunicarse en directo con alguien al otro lado del mundo pero que no está dispuesta a creer lo que no ve, César les resultará a muchos anacrónico y hasta estrafalario. Se trata de un caminante en la Ruta Jacobea del Ebro que recaló ayer en Calahorra y al que encontramos con el atuendo de antiguo peregrino en el concierto que la Banda de Música de Calahorra ofreció en el atrio de la Catedral.
Este personaje singular –como un santón del cristianismo– ha hecho dos veces el Camino Francés, una vez el Camino del Norte, otra vez enteramente el Camino Portugués y ha repasado después algunos de estos itinerarios. En resumen ha hecho el Camino de Santiago por sus diversos trazados en cinco ocasiones y en dos de ellas ataviado con el traje clásico de peregrino que ha elegido porque “en este mundo cada persona, según lo que hace, viste cómo viste. Los policías visten como policías, los médicos visten de médicos y yo, que soy peregrino, entiendo que debo vestir como tal”.
Cuenta que viene a pasar la noche en Calahorra y que su historia personal “responde a una llamada Dios Altísimo que desde hace muchos meses vengo discerniendo y tiene que ver con el con el hecho de otorgar al camino el sentido genuino que tiene y que es recordar a todos los hombres que somos peregrinos en este mundo”.
El Camino de Santiago es mucho más para este peregrino de lo que se quiere transmitir ahora: “Se ha convertido de alguna manera en eso que ahora llaman ‘itinerario cultural europeo’, cuando en realidad es una peregrinación católica universal. Así que esta es una manera de contrarrestar en cierta forma esa manera de entender el Camino y a la vez es una forma de vivirlo porque es algo maravilloso; es un tesoro que tenemos en España el Camino de Santiago. Tantas personas lo han hecho por mil razones distintas y han visto como su vida cobraba una nueva dirección mucho más auténtica verdadera”.
Su impresión de Calahorra es la de “una ciudad muy muy acogedora, muy histórica; una ciudad muy entrañable. Una persona me acogió en el albergue así que me ha hecho un favor muy grande”, añade.
En este sentido, en una vida de peregrino constante las comodidades no están garantizadas y habría que saber además cómo se puede mantener una existencia tan poco convencional: “A veces me toca dormir en la calle y a veces me toca pagar una habitación de un albergue u hostal barato… Todo viene de la divina Providencia: a veces personas me dan algo, a veces buscando un poco y a veces me dan algo por cantar la Salve Regina a la salida de misa y así puedo proseguir. Jesús dijo ‘buscad el Reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura’. Y compruebo que así es”.
Tenemos curiosidad por saber qué impresión causa en la gente que encuentra a su paso: “He encontrado de todo; normalmente indiferencia, luego un pequeño porcentaje de burlas y risas y un 30 ó 20 por ciento de las personas interesadas en saber qué mosca me ha picado”.
¿Qué ha descubierto durante el camino?
“Que este mundo, está vida, tal y como se nos propone, no me llena; no llena las aspiraciones de eternidad e infinito que tengo. Y precisamente por eso pues quiero encaminarme con la ayuda del Señor y de la Santísima Virgen a la vida eterna”.
No es una filosofía muy frecuente en nuestros días.
“Una vez escuché a un sacerdote decir que lo que es importante en el momento de la muerte, lo es también ahora y lo que no es importante en el momento de la muerte tampoco lo es ahora. ¿Qué es lo importante? Que cada cual lo medite en su intimidad. Él muy humildemente nos espera a todos, ya sea ahora o en el momento de la muerte, a que le pidamos que nos ayude”.
Por su implicación y fuerte orientación espiritual y religiosa un compañero de la prensa le pregunta si cree que llegará a ser un anacoreta, pero según sus palabras eso todavía no se puede saber “en el camino se va descubriendo todo”.
Pero antes de esta vida, César Sánchez debió ser otra persona. Así lo confirma: “Yo era un ateo duro, combatiente y anticlerical; lo que pasa es que en la vida pasan cosas y un día me arrodillé en mi habitación miré al cielo y dije: si existes Dios, ayúdame. La pregunta sobre el origen del Universo, de la propia vida, el destino de la misma, son preguntas que necesito para mi corazón. Necesariamente ha de existir una respuesta y esa historia maravillosa de un Dios que se hace hombre, por ser la más hermosa, debe ser la más absolutamente verdadera y hoy puedo decir que así es”.
En su día, César Sánchez hizo la licenciatura de Humanidades el máster de profesor de Secundaria y Bachillerato; “pero hace dos años dejé de trabajar y me dedico a estudiar al señor y a recorrer los caminos. Va a hacer 10 años –con 23 años– encontré lo que buscaba a través de la confesión”. Cuenta que a partir de ahí ha pasado por varias etapas de vida cristiana como la vida de Parroquia hasta que en un momento dado inició su peregrinaje.
¿Una recomendación para los peregrinos que piensan que ya tienen su sitio en el cielo por haber hecho el camino?
“Que en la primera iglesia que encuentren, entren, se arrodillen y si pueden, besen el suelo y digan señor aquí estoy qué quieres hacer de mí, tal como dijo Santa Teresa (…) Si no hay diálogo con Él, si no hay relación, si no hay apertura, Él no se impone; pero si hay una apertura entonces Él aparece”, dice con gran convencimiento.
¿Y cual es ahora su próximo objetivo?
“Dar la vuelta a la Península para rezar por España y Portugal”.
¿Y asumirá esta nueva ruta solo?
“Hay veces que me acompaña alguien o algún peregrino que conozco por el camino; pero normalmente voy solo… Solo pero con la compañía del Señor”.
¡Buen Camino!
