Gran Reserva estrenó con éxito de público y de ambiente su festival, que ofrece hoy una clausura llena de estrellas

Tras una jornada de inauguración fallida, por las abundantes lluvias de jueves, Gran Reserva se estrenó ayer tarde con sol y con una puntualidad británica.

Así, a las 5 en punto, Mikel Erentxun, enfundado en su sombrero, hizo aparición sobre el escenario del festival. Tendría que haber sido el comienzo de la segunda jornada, pero le tocó ser el encargado de abrir el festival.

A esa hora, todavía había poco público, principalmente chicas muy jóvenes que más bien daban la sensación de haber acudido con tiempo para ocupar la mejor situación en ‘La Oreja de Van Gogh’. Y acertaron porque además de ver un buen concierto, el del veterano Mikel, evitaron las largas colas que se formaron a media tarde, cuando el público se amontonó en la entrada.

La organización había previsto que la entrada se repartiría entre el jueves y el viernes, pero la suspensión del primer día provocó momentos de aglomeración. En cualquier caso los problemas se salvaron desplazando al personal a la entrada y hubo quien pudo llegar a ver parte del concierto de Erentxun que, acompañado de su banda al completo, en una hora hizo un recorrido por su extensa carrera, desde los tiempos de Duncan Dhu.

No pudieron faltar “Cien gaviotas” ni “En algún lugar”, además de temas de todos sus álbumes en solitario, como “Tren a Marte” con el que inició la actuación.

La actuación fue ganando por momentos y Erentxun demostró, una vez más, su talento y carisma sobre el escenario. Logró conectar con los asistentes ofreciendo una actuación que demostró por qué sigue siendo una figura relevante en la música española. Al final de su presentación, el público le brindó una cálida ovación, agradeciendo el inicio de un festival que prometía grandes momentos.

Los tiempos se cumplieron a “rajatabla” y en una hora escasa, todo estaba preparado para la segunda actuación del día. Para ese momento acercase a pie de escenario ya era misión imposible. Un público variopinto, principalmente treintañeros y padres llenaba la explanada frente al escenario.

Con el sol todavía brillando en lo alto, La Oreja de Van Gogh subió al escenario del festival, desatando la euforia entre el público. Leire, en su mejor momento, lucía radiante y llena de energía, acompañada del resto de la banda repartidos por un escenario, que en principio lucía inmenso, pero que ella llenó moviéndose por las tablas durante todo el concierto.

El público no tardó en corear éxitos como «Inmortal», «Puedes contar conmigo» y «La niña que llora en tus fiestas», creando una atmósfera mágica y emotiva. La conexión entre la banda y los asistentes era palpable, sumergiendo a todos en un viaje musical lleno de nostalgia y sentimientos.

Entre la multitud, muchos habían crecido escuchando las canciones de La Oreja de Van Gogh durante los viajes familiares, probablemente con sus padres, lo que añadía un toque especial a cada tema interpretado.

El momento culminante llegó con «La playa», y finalizó con “20 de enero” cuando la multitud cantó al unísono el final de un concierto que dejó a todos con una sensación de alegría y satisfacción.

Pero si La Oreja de Van Gogh demostró por qué sigue siendo una de las bandas más queridas y respetadas del panorama musical español, ese cariño y esa complicidad con el público se vio superada a continuación por el siguiente artista, Melendi  el único en conceder un bis en una actuación que se convirtió en el «concierto estrella» de la jornada.

El cantante asturiano vino dentro de su gira 20 años sin noticias de Holanda» con la que está celebrando dos décadas de carrera musical. En su primeras palabras recordó sus inicios y citó también su estancia en Calahorra hace ahora precisamente 20 años. A continuación cantó e interactuó con el público, que conocía todo su repertorio. Un gran concierto en el que no faltaron sus clásicos   «Caminando por la vida», «Con la luna llena» y, por supuesto, «Sin noticias de Holanda».

Varias generaciones llenaban la explanada del festival que cantó, bailó y coreó todas las canciones.

Tras su concierto le toco el turno a Pignoise otra banda con dos décadas a la espalda que mantuvo con mucho ambiente el festival, aunque con algo menos de público porque muchos aprovecharon el final del concierto de Melendi para reponer fuerzas en los puestos de comida. Su sonido gustó, fueron muy aplaudidos y caldearon el ambiente hasta el final.

Buen sonido, buen ambiente, y como había prometido la organización: un concierto para todos los públicos.

El Festival Gran Reserva ofrece hoy los conciertos de cierre con artistas de masas como Bustamante, Luis Fonsi, Edurne y Alex Ubago entre otros artistas.

 

Algunas fotos y vídeo del festival este viernes:

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