El domingo, 19 de diciembre, tendrá lugar en el Santuario del Carmen la novena representación del Belén Viviente de Calahorra. Será la novena porque el año pasado la pandemia impidió que se escenificase este bonito belén en el que participan cerca de 50 personas de todas las edades, desde niños de 5 años hasta adultos.
La responsable de este pequeño «tinglado» es Eva María Abad, a la sazón, directora, escenógrafa, guionista, y chica de los recados; en resumen el ‘alma mater’ del Belén Viviente, hoy constituido en la «Asociación Belén Viviente». Mucho trabajo para esta profesora del colegio San Agustín, que en el año 2011 asumió la propuesta que le hizo una amiga suya, y hoy este pequeño teatro se ha convertido en su pasión. Una pasión que le cuesta tiempo y dinero, pues lo mismo se encarga de comprar unas antorchas que de coser unas polainas para los angelitos.
Pero la directora del Belén Viviente no está sola en esta empresa; cuenta con numerosos amigos y familiares que trabajan con ilusión para que salga adelante esta representación y cada año incorpore novedades.
Eva recuerda que en un principio participaban únicamente alumnos y miembros de la comunidad educativa del colegio San Agustín, y se representaba en la parroquia de San Andrés. «Pero la arquitectura de iglesia, con las columnas y sus características nos impedían desarrollar bien el montaje, así que decidimos trasladarla al Carmen, un entorno más cálido y con una iluminación perfecta», dice Eva.
Poco a poco se fueron sumando actores, porque el Belén Viviente -dice Eva- está abierto a todo el que desee participar, de forma que hoy el elenco está formado por alumnos y profesores de Agustinos, pero también los hay de otros centros escolares e institutos, así como miembros de la Coral Polifónica Nassica que dirige Eva, otra de sus muchas ocupaciones, además de la de organista en El Carmen.
Tras dos meses de ensayos, el domingo, 19, a las 17 horas harán su noveno Belén Viviente. Todos con mascarillas, lo cual dificulta la representación de los papeles al no verse la mitad de la cara, una carencia que tendrán que suplir con gesticulación corporal. Llevarán FFP2, un modelo para los mayores y otro para los niños. El único que no llevará mascarilla será el Niño Jesús, claro, que aunque parezca real, es un muñeco ‘babyborn’.
Todas las personas implicadas en esta función están muy ilusionadas, porque van a poder representar la función. Además, no hay restricción de aforo y, aunque se observarán estrictas medidas de seguridad, este año podrán hacer lo que más les gusta: una gran representación teatral sobre textos bíblicos, con un sonido profesional, un bonito vestuario, y sobre todo, mucho espíritu navideño.
